Entre omisión y determinismo: la crisis climática en la violencia del siglo XXI

Autor principal:
Álvaro Ramón Sánchez (Universidad Complutense de Madrid)
Programa:
Sesión 3, Sesión 3
Día: lunes, 22 de julio de 2024
Hora: 16:00 a 17:45
Lugar: PEDRO I (128)

A lo largo de la historia han existido dos tendencias enfrentadas al interpretar la relación entre el medio ambiente y las sociedades humanas. Por un lado, una postura mayoritaria que las ha concebido como dos esferas independientes apenas relacionadas, por lo que en los análisis sociales era aceptable ignorar la influencia de la naturaleza, como sucede por ejemplo con la mayoría de tradiciones en disciplinas como la economía o las relaciones internacionales. Por otro lado, una visión minoritaria pero también relevante que ha considerado que se trataba de un factor determinante, hasta el punto de condicionar toda la trayectoria de la humanidad así como cualquier diferencia entre comunidades, como sucedía por ejemplo en la obra de Montesquieu.

En la actualidad, siguen quedando reminiscencias tanto de la omisión como del determinismo de la naturaleza. Por ejemplo, autores agrupados bajo la etiqueta de “colapsólogos” como Jared Diamond (2020), que toman determinadas interpretaciones de colapsos de civilizaciones históricas para establecer una relación de causalidad muy estrecha entre la capacidad de carga de la naturaleza y la viabilidad de reproducción de la sociedad.

No obstante, las ciencias sociales han avanzado mucho respecto a las explicaciones de las causas y condiciones de la violencia, tanto entre Estados como en el interior de un mismo grupo humano. En este sentido, destaca la idea del triángulo de la violencia enunciado por Johan Galtung (1969) para distinguir entre violencia directa, cultural y estructural. Por su parte, la crisis climática constituye un cambio cualitativo en la implicación humana en la naturaleza difícilmente ignorable. Las previsibles carencias materiales añaden presión a la violencia estructural existente, pudiendo también desencadenar como respuesta –o como reacción para mantener una determinada jerarquía– formas de violencia directa.

En esta comunicación, se rastrean los diferentes enfoques que están surgiendo acerca de la relación entre crisis climática y violencia colectiva. Las visiones más reconocidas convergen en considerar la crisis climática un factor importante, aunque nunca exclusivo o determinante, de la violencia en el siglo XXI, si bien cada una contiene sus particularidades. Se pueden mencionar, sin ánimo de exhaustividad, desde el creciente número de análisis en los que se rastrea su influencia en conflictos como la guerra de Darfur en Sudán (Hartmann, 2010), la primavera árabe en Egipto (Malm, 2014) o la guerra civil en Siria (Kelley et al., 2015), hasta estudios generales sobre una supuesta correlación en múltiples casos (Hsiang y Burke, 2014) e ideas más abstractas como los refugiados climáticos (Berchin et al., 2017) o “el trópico del caos” (Parenti, 2011).

Este reconocimiento de la influencia de la crisis climática en los conflictos sociales tiene implicaciones obvias en el nivel de la experiencia humana, pero también en la escala nacional a través de las demandas ciudadanas a los Estados para proporcionar bienestar y seguridad, y también en el ámbito global en un marco de relaciones centro-periferia. Solo a través de su estudio se puede avanzar en las posibilidades de alcanzar la paz, no solo negativa sino también positiva. Por ello, el objetivo de estas corrientes no debe ser tanto reinterpretar acontecimientos históricos, aunque pueda tener interés académico, como extraer lecciones para los desafíos actuales y futuros.

Palabras clave: Violencia, crisis climática, determinismo, geografía política, paz positiva